domingo, 29 de marzo de 2015

La Parábola del trigo y la cizaña.

Lectura: Mateo 13:24-30,36-43.
“Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?  El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.  Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”. “Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo.  Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga”.

Cuando Jesús enseñó con parábolas, los discípulos preguntaron porque lo hacía si la gente no entendía, respondió que la parábolas servían para esconder de los no merecedores “los misterios del reino de los cielos”, pero a sus discípulos les explicaba (revelaba) por separado dichos misterios, como sucede en esta parábola en los vers. 36-43. Esto nos enseña que cuando leemos una enseñanza de las Escrituras, siempre es necesario buscarlo a Él en oración para recibir el entendimiento correcto.

En Mateo esta parábola sigue a la del sembrador (donde el reino de los cielos solamente se había acercado), ahora el reino ya ha aparecido, ha brotado el trigo, por lo tanto esta parábola comenzó a tener cumplimiento a partir del Pentecostés de 33E.C. (cuando el reino  “brota”, la iglesia ha aparecido, el reino de los cielos está aquí, esto es el cristianismo verdadero).

La buena semilla fue sembrada en los corazones, ahora ha brotado, hay una comunidad de hombres y mujeres que está manifestando el reino (Mateo 6:10), pero algo increíble está sucediendo: Sin que los cristianos sepan cómo, entre ellos  hay personas que a simple vista son como ellos, “hijos del reino”, pero que no están produciendo los frutos apropiados. De acuerdo a la parábola del sembrador esto se puede deber a que no son tierra excelente (también la semilla  entre pedregales nace pero no permanece, y la de entre los espinos nace y puede permanecer pero no da fruto). Pero en esta parábola Jesús nos va a enseñar otra razón para lo que está pasando: ¡A aparecido la cizaña!

No nos engañemos, el Señor dice que ellos no fueron sembrados con la “buena semilla”, sino con una imitación de ella, tan parecida que se confunde y solo es posible diferenciarla sin lugar a dudas hasta la aparición del fruto. Estos fueron sembrados en el mismo campo (noten: ahora no es en los corazones sino en el mismo campo donde está el trigo, es decir en el mundo) por el enemigo, obviamente Satanás.

Ahora tenemos a la iglesia, “el reino de los cielos”, que vista desde afuera (el campo, el mundo) aparece como un todo (el cristianismo), pero ese todo está formado por dos tipos de plantas casi idénticas: Trigo y Cizaña, cristianos verdaderos y Cristianos falsos.

Es la voluntad de Dios que la iglesia “el reino de los cielos”, se mueva sobre la tierra a partir de su aparición hasta el arrebatamiento como una mezcla de dos elementos: El verdadero y el falso (Mateo 13:28-30). ¿Porqué? Recuerde que Jesús está enseñando “los misterios del reino de los cielos”.

¿Puede verlo ahora? Dondequiera que Ud. se congregue existe una mezcla. Por muy convencido que esté que su iglesia o congregación es verdadera no debemos engañarnos. Jesús no miente: ¡Así es el reino de los cielos! o ¡Es semejante a...! (Marcos 4:26; Mateo 13:24). Y no piense que la mezcla solo ocurre entre la feligresía o miembros comunes, pero no entre el Pastorado o liderazgo.

Si en toda congregación cristiana existe esta mezcla ¿Cómo podemos estar seguros que somos trigo? ¿Qué debemos hacer al respecto?
La respuesta a la primer pregunta la responde Jesús en la parábola del crecimiento de la semilla (Marcos 4:27-29) que tratamos en la entrada anterior (no deje de leerla).

Esta parábola pertenece a una serie de 3 en secuencia que el Señor Jesús enseñó (el trigo y la cizaña, el grano de mostaza y la levadura), la otras dos parábolas van a confirmar y reforzar lo que acabamos de exponer. Lea las referencias bíblicas, medite en ellas y lleve en oración a Dios esto para que sea Él quien confirme, revele e ilumine su entendimiento.

(postdata: Espero sus comentarios, dudas y preguntas, también sugerencias)
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