domingo, 22 de marzo de 2015

Así es el reino de los cielos.



En el contexto de la parábola del sembrador, en respuesta a la pregunta del porqué usaba parábolas en la enseñanza, Jesús responde que las parábolas son el medio apropiado para enseñar “los misterios del reino de los cielos” (Mateo 13: 11), porque con ellas, los buscadores sinceros recibirán el entendimiento, pero los que no califican quedarán sin entender (Mateo 13:10-17).
Entonces si deseamos entender los misterios del reino de los cielos, haremos bien en considerar cada una de las parábolas del Señor Jesús.

Con excepción de la parábola del sembrador todas las demás son introducidas con la frase: “El reino de los cielos es semejante a” o como en Marcos 4:26 “Así es el reino de Dios”.

Hemos dicho que “el reino de los cielos tal como lo usa Mateo se refiere a una expresión específica del reino de Dios que viene al hombre en un tiempo específico y se instala en los corazones de los hombres. Este tiempo comenzó en Pentecostés de 33E.C. Antes de esa fecha y a partir de Juan el Bautista ese reino solo “se había acercado” (Mateo 3:2; 4:17; 10:7).

En la parábola del sembrador entendemos que la semilla es: La palabra del reino, o la Palabra de Dios, la cuál es Jesús mismo (El predica y a la vez se siembra en los corazones que lo reciben. Juan 1:1; 12:24; 14:23; Romanos 8:10-11).

Ahora bien, en la parábola del sembrador la semilla puede caer en cuatro tipos distintos de tierra (corazones). En esta entrada consideraremos lo que sucede en la “tierra excelente”.

La buena tierra o tierra excelente donde la semilla del reino nace, crece, madura y da fruto se refiere a los “hijos del reino” o cristianos genuinos, en ellos “ha venido el reino de los cielos” (Mateo 6:10), ellos son “la iglesia” y “el cuerpo de Cristo” (Efesios 1:13,18,22-23), el trigo dando fruto.

Ahora consideremos una parábola que solamente registra Marcos y que según su relato es la que sigue a la del sembrador, se encuentra en Marcos 4:26-29, y se le conoce como “La parábola del crecimiento de la semilla”. Léanla en su biblia y mediten en ella acompañando con oración.

“Parábola del crecimiento de la semilla”

Al sembrar la semilla del reino y caer en tierra apropiada (un buen corazón), comienza un proceso que lleva días y noches (no se dice cuanto tiempo) durante el cual, en lo secreto del corazón humano y bajo la mano de Dios, algo está sucediendo fuera de la vista natural (como en la gestación de un nuevo ser en el vientre de una madre) y de repente, la semilla brota y comienza a crecer sin que se sepa cómo (1Corintios 3:6-7). El sembrador solo siembra y procura un ambiente favorable, pero es Dios el que produce el milagro del “nuevo nacimiento” (Juan 1:13).

Cuando alguien recibe la Palabra con fe y arrepentimiento genuino, acepta a Jesús como Señor y Salvador y se bautiza con pleno entendimiento y certidumbre de fe, entonces “nace de nuevo”, es decir, brota el trigo o como dice Marcos 4:28 “primero hierba”. Ahora ha nacido en “el reino de los cielos” (Colosenses 1:13) y es integrado a la iglesia o cuerpo de Cristo (Efesios 1:13,22-23; 2:19-22), lo cual es un evento espiritual y no necesariamente se relaciona con la afiliación a una denominación o institución cristiana, aunque de forma común si ocurre porque es en el marco de una congregación cristiana, donde se predica o siembra “la palabra del reino”, aunque también hay sembradores que no están afiliados a ninguna institución humana reconocida, pero Cristo si los conoce porque son suyos.

A veces hay gente en las iglesias o instituciones cristianas que aparentan haber experimentado este “nuevo nacimiento” y son reconocidas porque están “bautizadas”, pero debemos saber que aún cuando estas personas sean sinceras, solamente hay apariencia de un “nuevo nacimiento” porque todas sus acciones y decisiones fueron hechas a nivel emocional, almático, y no a nivel del espíritu. El proceso genuino no se produce en las emociones (aunque estén incluidas), es Dios que lo produce en el interior (corazón = alma-espíritu) (Romanos 9:15-16; Filipenses 2:13; Juan 6:44).

El “cristiano que se mueve por emociones es el representado por la semilla que cayó entre pedregales (Mateo 13: 20-21).

En aquel que es tocado genuinamente por Dios y es tierra excelente ocurre el “nuevo nacimiento”  genuino, este es el “brote de hierba” que corresponde a la regeneración (Tito 3:4-5; Juan 3:3). Al nacer de nuevo el espíritu humano que estaba muerto (separado de Dios) es vivificado, pero además, el Espíritu (Jesús mismo) viene a residir en nuestro espíritu, recibiendo la “vida divina, la vida eterna, la vida de Cristo, siendo hechos uno con Él (1Corintios 6:17).


La parte final de la parábola la consideraremos en la siguiente entrada, no dejen de leerla y darle me gusta así como recomendarla a amigos. Dios los Bendiga.

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