domingo, 26 de abril de 2015

La Parábola de las Diez Vírgenes.


Mateo 25:1-13
“Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.
Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.
Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.
Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.
Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.
Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.
Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.
Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”.

Introducción.
En el reloj que marca el tiempo profético, la hora cero está cerca; la noche profética está llegando a su fin, comenzó al ascender al cielo nuestro Señor y termina en su segunda venida.
Esta parábola Jesús la da como respuesta a la triple pregunta de los discípulos en Mateo 24:3  “Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”.
En ella se aparta de lo relativo a las naciones y envía un mensaje a Su Amada, para que busque la unción que la preparará para las bodas con su Amado.

I.- Las Diez Vírgenes.
Representan a la totalidad de la Iglesia Verdadera. No basta con ser virgen, ni tener la actitud de espera estando consciente de la venida del Esposo, porque aunque todas eran vírgenes, tenían aceite en sus lámparas y estaban esperando al Novio, unas actuaron responsablemente y otras neciamente. Las diez representan a cristianos nacidos de nuevo, en actitud de espera por su Señor.

II.- El aceite en sus lámparas.
El aceite es una representación del Espíritu Santo y Proverbios 20:27 dice que el espíritu humano es la lámpara de Jehová. Entonces las diez son cristianos renacidos tienen un espíritu humano vivificado (lámpara) y el Espíritu de Dios morando en él (aceite) (Eze. 36:27; Juan 7:36-39). Tomar las lámparas con aceite para esperar al esposo no es problema, cabecear y dormirse tampoco es el problema. La necedad o insensatez consiste en no tener aceite extra en las vasijas.

III.- El aceite en las vasijas (2Cor. 4:7; Lam. 4:2; Juan 3:34). El aceite en la lámpara es un don o regalo para todo el que “nace de nuevo” del agua y del Espíritu (regeneración), pero es responsabilidad del creyente nacido de nuevo, “pagar el precio” para que el Espíritu Santo que reside en el espíritu humano “llene” también el alma del creyente, es decir, ocurran la renovación y la consecuente transformación (Tito 3:4-6; Rom. 12:2; Efe. 4:23; Col. 3:10). Dicha renovación y transformación se efectúa no con nuestra capacidad, sino con el poder y la gracia del Espíritu Santo que actúa en nosotros cuando nos rendimos a Él y cuando nos relacionamos íntimamente con el Señor a través de la oración. Por eso, lograrlo requiere “pagar el precio” de la rendición plena a su voluntad y la dedicación constante en tiempo de intimidad y obediencia para obtener la “llenura del Espíritu Santo”, hasta alcanzar el punto de “andar en el Espíritu” (Gal. 5: 16,25).

IV.- “No las conozco”
Puesto que estas cinco vírgenes poseen aceite en sus lámparas (Juan 4:34), y después regresan de “comprar aceite para sus vasijas”, el “no las conozco” no significa que son condenadas o que pierdan su salvación, sino que por no estar listas a tiempo para las bodas, pierden ese galardón (1Cor. 3:10-15 compare con Luc.21: 36 y 2Tes. 1:5).

Conclusión. La segunda venida de nuestro Señor esta a las puertas. Es urgente estar preparados. Las vírgenes prudentes se mantienen “velando y orando”, sometidas a la voluntad de Dios, “andando en el Espíritu” con aceite extra en sus vasijas.
Las necias se conforman con la salvación y son descuidadas en buscar una relación íntima con su Señor, por lo que siendo renacidas no alcanzan el galardón de estar en la Boda celestial.

¿A cuál grupo pertenece Ud.?

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